Brasil prepara una alfombra roja
para dar la bienvenida a miles de trabajadores extranjeros profesionales sin
pasar por las horcas caudinas de la farragosa legislación de extranjeros de
1980. La secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia
de la República (SAE), por orden de la presidenta Dilma Rousseff,
está elaborando una “nueva política de inmigración” que dará luz verde a los ya
400.000 trabajadores con cualificación profesional en espera para ser
contratados por empresas brasileñas.
“Como Brasil es hoy una isla de
prosperidad en el mundo, hay mucha gente bien preparada que quiere trabajar
aquí”, ha explicado Ricardo Paes de Barros, coordinador del proyecto que
prepara el Gobierno.
Para los trabajadores no
profesionales, la legislación continuará, por ahora, sin cambios. A Brasil, que
crece en su capacidad industrial, en la actividad de producción petrolera y que
además está en vísperas de dos grandes acontecimientos mundiales como la Copa
del Mundo del 2104 y los Juegos
Olímpicos de 2016, le interesa mucho “la transferencia de tecnología”, reconoce
el Gobierno, que quiere atraer a nuevos cerebros y pertrecharse de lo que más
necesita: mano de obra especializada.
El nuevo proyecto SAE, elaborado
por un equipo formado por economistas, juristas, demógrafos y sociólogos,
deberá estar listo dentro de dos meses, según informa hoy el diario O Globo.
La nueva legislación ha sido llamada de “inmigración selectiva”, ya que según
Barros “va a definir hasta dónde llega nuestra generosidad y cómo vamos a
ayudar a aliviar la pobreza del mundo absorbiendo a esos cientos de miles de
trabajadores profesionales”. Es una nueva fase de inmigración después de 20
años en los que primaba la emigración.
Los inmigrantes extranjeros en
busca de trabajo en Brasil que más han crecido han sido los españoles, con un
aumento de un 45% en los últimos cuatro años. En general, el número de
extranjeros llegados legalmente a Brasil ha crecido un 52,4% en el primer
semestre de 2011.
De enero a septiembre del año
pasado, el Ministerio de Trabajo, a pesar de la compleja y
burocrática legislación de inmigración actual, concedió 51.353 autorizaciones
de trabajo a extranjeros, un aumento de un 32% en relación al mismo periodo de
año anterior.
La concesión de visados de
permanencia creció de un 67% de 2009 a 2010, mientras que dobló el número de
procesos de naturalización hasta ayer muy difícil de conseguir.
Una de las condiciones para que
las empresas brasileñas, o extranjeras que ya trabajan en Brasil puedan absorber
la nueva mano de obra profesionalizada es que no podrán ganar menos de lo que
ganaban en sus países de origen. Generalmente vienen ganando más.
Los extranjeros que ya trabajan
estos últimos años en Brasil son unánimes en admitir que son “recibidos con
gran cordialidad” por sus colegas de trabajo brasileños, sin la más mínima
animosidad.
La única preocupación ahora de
Brasil es que no se descontrole la llegada de extranjeros y todo se lleve a
cabo por las vías legales. Existen denuncias de extranjeros que hoy llegan como
simples turistas sobretodo al aeropuerto Tom Jobim de Río y de allí las
empresas se los llevan en helicóptero hasta las plataformas de petróleo
operadas por la multinacional Petrobrás.
Según el portal de reclutamiento
online Monster, a lo largo del año pasado más de 80.000 trabajadores
calificados dejaron su currículum en el sitio de la empresa interesados en
encontrar trabajo en Brasil. En total son 400.000 los que tienen sus ojos
puestos en Brasil en este momento.
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