Ayer, día 5 de Octubre, en la ciudad de los Ángeles, murió el cofundador de Apple, Steve Jobs, a los 56 años. Este enigmático, reservado y visionario informático, era mucho más que el consejero delegado de Apple: fue, desde el garaje de su casa, el padre del primer ordenador personal (el Apple I) y el fundador de la que probablemente sea, y será, la empresa más innovadora del sector informática.
Además, no solo cabe mencionar sus ideas visionarias en el campo de los ordenadores personales, la música digital o la telefonía móvil revolucionaron los mercados y los hábitos de millones de personas durante más de cuatro décadas, sino que además, consiguió algo muy difícil de lograr: que una marca estuviera tan asociada a una persona. Su contribución al mundo tecnológico le convirtió en uno de los grandes innovadores de los últimos 75 años, en un transformador de la industria.
Steve Jobs ha muerto pronto pero su memoria perdurará.
“Cuando tenía 17, leí una cita que decía más o menos lo siguiente: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día seguramente tendrás razón.” Me impresionó, y desde entonces, por los últimos 33 años, he mirado en el espejo cada mañana y me he preguntado: “¿Si hoy fuese el último día de mi vida, querría hacer lo que estoy por hacer hoy?” Y cada vez que la respuesta ha sido “No” durante demasiados días seguidos, sé que debo cambiar algo.El recordar que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque casi todo – todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo temor a la vergüenza o al fracaso – todas estas cosas simplemente desaparecen al enfrentar la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo por perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón.”
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